Día 23: Tu mamá
Ya perdí la cuenta de las personas de mi generación a las cuales he escuchado decir que se están convirtiendo en sus madres. El momento en que me di cuenta de todas las cosas que tengo en común con mi mamá fue una epifanía, un momento jocoso de orgullo y nostalgia. Soy algunas de las cosas que me molestaban de mami y soy partes de ella de las que no me había hecho consciente hasta hace poco. Y no solo de mami sino de mis tías y otras mujeres en mi vida.
Hay dos conductas que de inmediatamente asocio con mami. La primera es mi cualidad de antisocial. No sé si antisocial es una palabra adecuada para describir esa preferencia por la privacidad y la tranquilidad del hogar sobre recibir visitas y convertir tu casa en un centro de interacciones humanas. A mí me cuesta demasiado organizar actividades en mi casa. Simplemente no me nace. Y aunque tengo el calor y la falta de espacio y de estacionamiento a mi favor, muchas veces me siento culpable, en especial cuando tengo personas en mi vida que siempre están dispuestos a recibirme en sus casas ya sea para alguna actividad o just because. Las veces que he intentado indagar sobre esto a nivel emocional, siempre termino pensando en el ejemplo que tuve a través de mami. Ella nunca me permitió llevar amiguitas o novios a casa, y era muy raro que se hiciera alguna actividad familiar allí. Mami no es de invitar a nadie a su casa ni por equivocación y en eso me reflejo mucho. Es algo que desearía cambiar un poco, en especial si algún día me mudo a una casa donde sí tenga las comodidades para recibir personas. Ya no tendré las excusas que me doy a mí misma ahora que vivo en un lugar ultra pequeño y caluroso.
Otra conducta que he heredado de mi madre es la obsesión de dejar la cocina limpia todos los días. He sabido levantarme de la cama a fregar un vaso que se me olvidó en el fregadero. De niña cuando mami comenzó a delegarme la fregada, siempre me regañaba porque al terminar dejaba todas las superficies mojadas y la estufa sucia. Fueron tantas las veces que me llamó la atención por olvidar esos detalles que desde que tengo mi casa es raro irme a dormir dejando la cocina sucia o a medias. Y cuando mi esposo friega, la mayor parte de las veces se limita solo a los trastes y no puedo evitar ver a mami en mí cuando me doy cuenta que la estufa y el counter aún están sucios.
Quizá habrían más cosas en las que me parecería a mami. Sin embargo reconozco que desde que estoy trabajando en mí, he continuado definiendo mi personalidad, he intentado ser más flexible (la inflexibilidad en muchas cosas es otra cualidad que pienso que heredé de mami), y he soltado conductas y hábitos que no se alineaban con la vida que quiero tener. Hay otras cualidades que recibí de ella y que sí he decidido conservar como el tener iniciativa en el trabajo y en grupo (menos invitar gente a casa, obvio), ser una persona independiente y ser puntual y responsable. He sido afortunada porque a pesar de todos los patrones tóxicos que heredé durante mi crianza y que día a día intento dejar atrás, recibí una base solida de valores que aun me hacen sentido, que conservo y que me han ayudado a cultivar relaciones positivas con otras personas. Y todo eso se lo debo a mami.
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