Día 28: Cápsula del tiempo
Estamos en 2022 y aún no hay carros voladores para venta comercial. Hace 20 años pensábamos que para este tiempo ya tendríamos uno estacionado en nuestra marquesina. Aquí en el tercer mundo aún hay mucha pobreza más que nada resultado de la corrupción de los gobiernos. Acabamos de pasar una pandemia que ha durado más de dos años y a nivel isla un huracán que ha destapado la ineficiencia e inacción de los gobernantes y personas en el poder y la situación de vida para muchas personas es insostenible. No contamos con los servicios esenciales como electricidad y agua. Se nos ha delegado buscar alternativas como individuos, porque a nivel colectivo y de sociedad, las personas a cargo no han querido trabajar para mejorar los servicios existentes ni la calidad de vida del pueblo que los eligió.
Para muchos como yo, la vida se resume en trabajar para pagar deudas, atender la casa, comer, dormir y repetir día tras día. Y eso no incluye a los que tiene hijos o son cuidadores de alguna otra persona. Nuestro tiempo libre lo pasamos mayormente en el celular y viendo películas y series a través de servicios de streaming como Netflix y Hulu. Ya el cable TV está comenzando a pasar a la historia. Están de moda los influencers y personas que viven de crear contenido en Internet. Muchos trabajos han ido transicionando a la modalidad virtual y la gente trabaja desde sus casas, incluyéndome.
Además de perdernos por horas en las pantallas de nuestros teléfonos y tabletas, también salimos a compartir con otras personas a comer y a beber. Es bastante normal salir a comer fuera con más frecuencia, si lo comparo a cuando era niña que comer fuera era un lujo casi inalcanzable. Las personas hemos comenzado a prestar más atención a nuestra salud mental, a soltar las normas sociales que no nos hacen sentido, a tener más tolerancia y compasión con nosotros mismos y con los demás, y a crear nuestras propias realidades independientemente de lo que sea correcto o apropiado culturalmente.
Las personas en circunstancias similares a las mías, hoy día priorizan su salud sobre pasar horas en algún trabajo que les saca el vivir a cambio de salarios y condiciones laborales que hacen de su vida algo insostenible. La cultura laboral esta transformándose aceleradamente y cada vez son más las personas que se resisten a someterse a ambientes tóxicos. Aún nos falta mucho por recorrer en ese aspecto pero se nota el cambio.
El acceso a la información se ha extendido a una gran parte de la humanidad y esto ha hecho que se definan y se expresen posturas en foros públicos como las redes sociales. Muchas personas invierten tiempo y energía defendiendo e imponiendo posturas y peleando “a las bofetás” con alguien al otro lado del mundo detrás de una pantalla de celular. En esa parte aún no logramos aprender a diferir con respeto. No hemos entendido que cada cual ve las cosas según su experiencia y su conocimiento, y que difícilmente podremos ponernos todos de acuerdo todo.
La naturaleza y el clima están pasando por un momento muy crítico y muchas personas han comenzado a hacer cambios en la forma en que consumen y disponen de productos. Existen muchas marcas ecoamigables y organizaciones que buscan educar y concientizar sobre el cambio climático. Pero al nivel que hemos llegado y el poder que aun tienen los ricos, no sé cuanto tiempo más le quede a nuestro planeta como un lugar adecuado para que podamos existir en él. Por más personas que siguen aprendiendo del tema y creando consciencia, siento desesperanza en este y muchos otros aspectos de nuestra sociedad donde no logramos sacar lo mejor de nosotros.
A nivel religioso y de espiritualidad habemos muchas personas explorando otras creencias y posibilidades. Cada día son más las personas que se alejan de la religión organizada y cultivan por su cuenta su relación con el concepto que sea que tienen de dios. Este es uno de los cambios que mayor impacto positivo ha tenido en mi vida y aunque es algo de lo que aún no me siento cómoda para hablar, me hace ilusión que muchas mas personas puedan ver a “dios” fuera del contexto religioso y de las normas arcaicas que castigan y castran nuestra imperfecta humanidad.
No tengo idea qué vivirán las personas del futuro. Ya nada me sorprendería. Quisiera pensar que el planeta sanará, que todos los seres humanos tendrán una vida digna y de bienestar, y que inventarán máquinas para preparar alimentos como la que tenían los Jetsons. Quisiera poder imprimir esta carta y enterrarla pero no tengo patio. De todos modos me enviaré esto por email a alguna fecha dentro de 40 años para leerlo si es que sigo viva. Confío que el Internet o una versión ultra avanzada existirá dentro de 100 años para contarles a las personas cómo vivíamos en 2022.
Consigna: estás preparando una cápsula del tiempo para enterrar en el jardín. La van a desenterrar en 500 años. Escribí una carta explicando cómo es la vida hoy.
Desafío: 30 días de escribirme por Aniko Villalba. “30 días de escribirme es un desafío pensado para que escribas un texto al día durante 30 días, en base a un disparador o consigna. Cada día durante un mes tendrás acceso a una consigna de escritura nueva. Empezás apenas te inscribís. ¡Y es gratis!”