Recap de septiembre
Durante el mes de septiembre comencé con mi primer Passion Project oficial. Por si acaso… oficial significa para mí: “compartido consistentemente en el Internet”. Pero por razones ajenas a mi voluntad, consistente no es necesariamente la mejor palabra para describir cómo me fue. Casi a mitad de mes nos visitó un huracán que nos dejó a muchos sin luz por más de una semana. Muchas personas perdieron todo por la cantidad de lluvia que recibimos y que causaron inundaciones y deslizamientos de terrenos entre otras cosas.
Tuve la oportunidad de continuar escribiendo casi todos los días y pude ponerme al día antes de que acabara el mes con las entradas que no pude completar el día que tocaba. Sin embargo, me dio mucho pesar continuar subiendo mis posts en Instagram como si nada pasara. Me sentí culpable al pensar en todas las personas que estaban pasando necesidades y sufrimiento mientras yo seguía “como si nada” trabajando en mis proyectos creativos gracias al privilegio de contar con acceso a espacios como Starbucks y con seres queridos que sí tenían los servicios esenciales y que nos dieron posada. No lo llamaría solidaridad, pero no me sentí cómoda con la idea de continuar business as usual mientras mi país se caía en cantos. Que se sigue cayendo en cantos… pero eso es tema para otro día.
Cuando decidí pausar mis publicaciones sabía lo que significaría (para mi proceso mental/emocional de intentar ser consistente) el mirar mi feed y ver cómo proyectaba que me había rajao’ a mitad de camino. Yo tengo certeza de que completé las 30 entradas en 30 días, pero no verlas publicadas en el feed donde los demás puedan validar que lo hice, crea una sensación incómoda. Mi cuenta de Instagram es más que nada una herramienta de accountability. Cuando comienza a convertirse en un juez más a través del cual soy injusta conmigo misma y me exijo cosas que no se alinean con las circunstancias y posibilidades del momento presente, siento disgusto por el poder que le doy a la plataforma.
Volviendo al reto de 30 días de escribirme, no tengo palabras para describir lo bien que me sentí. Pasé trabajo con algunas consignas porque no encontraba qué escribir, pero la gran mayoría resultaron súper divertidas. Me sorprendió cómo una vez uno comienza a escribir, la imaginación continua trabajando a tu favor y en ocasiones hace que no puedas detenerte. Eso precisamente era lo que quería experimentar. Quería crear por gusto y lo logré. Quería mantenerme inspirada y lo logré. Mi consignas favoritas fueron la del día 4 donde hablé de mi obsesión con buscar la forma perfecta de hacer las cosas, la del día 25 donde tocaba hablar como una experta de un tema del que no sabía nada, y la del día 27 donde salí a dar un recorrido por el vecindario para hacer un mapa de olores y sonidos.
El próximo “proyecto” también será sobre escritura aunque estoy considerando alternar tres habilidades que quiero continuar desarrollando: escritura, memory keeping/fotografía y creación de videos. Le daré pensamiento durante este mes y quien sabe si hasta puedo planificar desde ya mis proyectos del año que viene.
Si hay alguien leyendo estas publicaciones, agradezco el interés y la compañía durante mi proceso creativo. Espero que quien me lea se sienta inspirado a incorporar un poco de creatividad en su día a día.
Info sobre el desafío: 30 días de escribirme por Aniko Villalba. “30 días de escribirme es un desafío pensado para que escribas un texto al día durante 30 días, en base a un disparador o consigna. Cada día durante un mes tendrás acceso a una consigna de escritura nueva. Empezás apenas te inscribís. ¡Y es gratis!“