8 creencias limitantes sobre documentar

Según lo que he experimentado, entre las cosas que pueden obstaculizar un proceso creativo (o cualquier proceso) están los mitos y prejuicios que le rodean. La creatividad de por sí está rodeada de mitos y prejuicios, por lo que tiene sentido que cualquier actividad que se relacione o se derive de ella, también los tenga. Cuando descubrí el mundo del scrap y eventualmente el concepto del memory keeping, me topé con distintas creencias que en muchas ocasiones me hicieron querer desistir de continuar documentando y creando. Hoy quiero compartirlas por aquí.

Es un hobby costoso

A pesar de que en casi todos los hobbies hay alguna inversión económica específica o significativa, el memory keeping puede ser tan accesible o tan costoso como uno lo decida. Si miramos el scrap tradicional, reconozco que se invierte mucho (demasiado) dinero pero no es porque sea necesario. Gracias a las compañías que se dedican a diseñar y vender productos relacionados al scrap y al memory keeping existe este FOMO que nos lleva a pensar que lo necesitamos y lo queremos todo. La gran mayoría de los productos son hermosos y variados, lo cual no ayuda para nada a que deseemos mantenernos en lo simple. Definitivamente hacen muy bien su trabajo de mercadeo. Yo experimenté esa fase de creer que lo quería todo y gasté mucho dinero. Sin embargo con el tiempo me fui inclinando hacia un estilo más simple, minimalista y digital que contribuyó grandemente a mi bolsillo y a evaluar si era realmente necesario comprar tantas cosas. Aún si se trabaja en algún proyecto físico, es posible utilizar una cantidad mínima (o ninguna) de materiales, y lograr el objetivo de documentar, organizar y presentar nuestras historias.

Siempre recomiendo, en especial a mí misma, mantener un estilo y un proceso que se adapte y se ajuste a nuestra realidad y a nuestras circunstancias. Un proyecto valiosísimo de memory keeping puede ser desde una libreta cualquiera llena de notas e historias, hasta un album ultra elaborado, colorido y pomposo. Ya sé que cuando nos exponemos a tantas cosas bonitas disponibles para nuestros proyectos es difícil conformarnos con una libreta, pero es importante tener presente nuestro porqué, y si ese porqué es “documentar mis historias” no hace falta mucho.

Stamp digital de Ali Edwards.

Se necesita ser creativo

No te miento si te digo que me bloqueé cuando las redes sociales me mostraron el sinfín de proyectos creativos de scrap y memory keeping existentes en el Internet. En aquella época donde escondía mi lado creativo por todos los prejuicios que existen sobre nosotros, dije: “Nope. Esto no es para mí. Yo no sé hacer nada de esto. Ni siquiera se recortar derecho.” Agradezco haber soltado esa creencia limitante porque ya son más de 10 años explorando este hobby y aunque sí he trabajado en proyectos que pudieran proyectar cierto nivel de creatividad, la realidad es que no hay nada complicado en pegar una foto y escribir debajo alguna historia de apoyo o viceversa. Mi “porqué” en un principio fue “Porque todos estos papeles están hermosos y los quiero todos.” pero a medida fue transformándose y enfocándose en las historias de mi vida, no tuve necesidad de ponerme creativa ni de aprender destrezas especiales. Una vez aprendí a separar el concepto memory keeping del scrap tradicional, se me hizo más fácil enfocarme en documentar.

Hacen falta muchos materiales y herramientas

Este mito es hermano de los primeros dos. Si buscas en Internet la cantidad de materiales, herramientas, técnicas y talleres disponibles puede llegar a resultar abrumadora y convertirse en un obstáculo o un impedimento. Hay de todo para todos y, en mi opinión, lo mas sano y efectivo es hacer lo que funcione para uno tanto económicamente como en cuanto al proceso creativo (o no creativo). Una vez el hobby se convierte en un trabajo más y en una inversión insostenible, es muy probable que nos distanciemos de él y perdamos la oportunidad de preservar nuestros recuerdos de forma intencional y organizada.

Es solo para amas de casa o personas mayores

Esto más que un mito es un prejuicio. Por mucho tiempo creí en él y sentí que no tenía sentido documentar. En Estados Unidos el scrapbooking y el memory keeping son sumamente populares entre mujeres o personas que no trabajan porque representa, además de una oportunidad de documentar su historia familiar, un outlet creativo fuera de sus responsabilidades domésticas y familiares. Sin embargo a lo largo del tiempo he conocido memory keepers de todas las realidades sociales y económicas habidas y por haber. Desde personas sin hijos (como yo), personas que trabajan a tiempo completo (como yo), hasta personas cuyos hijos ya se fueron del hogar. Todas las personas tenemos historias para contar (en este post y en este hablo un poco de eso).

Aquí puedes leer un artículo detallado (en inglés) de la historia del scrapbooking. El scrap “moderno” se asocia a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (Mormones) en Estados Unidos y es muy probable que estos prejuicios (sobre el memory keeping y las amas de casa) hayan surgido de esa asociación.

Toma demasiado tiempo

El memory keeping puede ser lo que uno quiera que sea. No hay reglas. Puede llegar a tomar mucho tiempo si decidimos trabajar en varios proyectos simultáneamente o si queremos crear cosas elaboradas más enfocadas en la parte artística o creativa (que es común, por ejemplo, en el scrap tradicional). De lo contrario puede tomar poco más de lo que toma abrir un app para sacar una foto o escribir una oración.

No hay mucho que documentar

Este es otras creencia que cargué por años aún cuando me mantenía activamente documentando historias. Tenía la respuesta frente a mis ojos y por alguna razón decidí ignorarla y seguir creyendo que nada de lo que me ocurría era lo suficientemente importante como para documentar. Ahora documento hasta lo que me como de merienda. Con el tiempo aprendí y me hizo total sentido que nuestra vida y nuestras historias son valiosas y merecen la pena ser documentadas, compartidas y recordadas. Cuando era niña tuve un diario de Pippo (el amigo de Hello Kitty) que luego en la adolescencia rompí (porque hablé mal de mi padrastro y luego me arrepentí y me sentí culpable 😂). Ese hubiese sido el comienzo de mi historia como memory keeper e historiadora de mi vida. Lamentablemente no fue así y ahora muero por leer todo eso que escribí de niña… pero no existe. Soy partidaria y defensora de documentar… lo que sea. Cuando pasa el tiempo y vamos sobre todas esas fotos, notas e historias, la mezcla de sensaciones no tiene precio. Y la cantidad de información sobre nosotros mismos y sobre nuestro entorno que se conservan en estos proyectos tiene un valor que muchas veces menospreciamos o pasamos por alto. No olvides que hay valor en una vida normal, sencilla, que pareciera ser ordinaria. Hay valor simplemente en existir. Documenta y celébrate.

Hay que documentarlo todo

Sentirse abrumado por la cantidad de cosas que uno podría documentar sobre el pasado y el presente también es algo que puede resultar en un impedimento para una persona interesada en documentar su vida. La acumulación de historias en espera a ser documentadas puede hacer que nos bloqueemos y nos estanquemos. Aunque todo merece ser documentado, no todo tiene que ser documentado. Al menos eso es lo que me digo a mí misma para salir de ese ciclo eterno de sentir que “estoy atrás” o que mis proyectos están incompletos. Las historias que terminan en un proyecto de memory keeping (desde el más simple hasta el más complejo) podrían ser un reflejo de quienes somos en el momento en que las escogemos y cómo percibimos la vida. Podría decir mucho sobre nosotros y nuestras circunstancias. Somos humanos y muchas veces nos proponemos cosas que en ese momento no son humanamente posibles. Y está bien no documentarlo todo. Me gusta pensar que mi práctica de documentar es personalizada y que fluctúa, que está ajustada a mi realidad actual y a mis intereses en este momento de mi vida. Y si siento que me he quedado atrás, que no estoy al día con todas los detalles, pienso que más adelante puedo retomar esa historia y contarla como la recuerde.

Hay que documentar solo los eventos importantes

Al inicio de esta travesía solo documentaba cosas extraordinarias: cumpleaños, eventos, viajes, etc. Con el tiempo fui incorporando lo cotidiano y es lo que actualmente me apasiona más. Sin embargo, me parece fantástico si me hubiese mantenido documentando solo lo extraordinario. En la misma línea del mito anterior, documentamos lo que en ese momento es importante, para lo que nos alcanza el tiempo, la memoria o la energía. Y eso está perfecto. Aún si elegimos no documentar nada, también está bien. El memory keeping es una oportunidad, un privilegio, algo que suma. Pero no es una obligación, no es un trabajo o una asignación. Nunca debería serlo, especialmente si no es importante para una persona.

Hay momentos en los cuales solo nos anima documentar nuestros viajes o eventos importantes como algún nacimiento, graduación o boda. Hay momentos en que nos enfocamos en lo ordinario, lo cotidiano. Hay momentos en que lo mezclamos todo. Y hay momentos en que no nos inspira hacer nada. Y todo está bien, porque lo que sea que escojamos es lo que funciona para nosotros. Me parece que honrar nuestras necesidades y deseos es parte de cada hobby y proceso creativo. Al igual que un deportista toma una pausa cuando reconoce que necesita descanso, o que no tiene tiempo para entrenar a diario, o que simplemente no desea continuar, pienso que en el memory keeping podemos darnos permiso de hacer lo mismo.

Si llegaste hasta aquí: ¡gracias por leerme! Acá puedes encontrar más posts sobre memory keeping si es algo que te interesa. Y si hay algo que quisieras saber sobre este pasatiempo/estilo de vida, déjame un comentario o escríbeme. Las fotos de este post son de mi Life Book del 2019 el cual creé usando la plataforma y servicio de impresión de Blurb.

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